domingo, 17 de junio de 2012

Testimonios en primera persona: emotivo relato del VGM Marcelo Vallejo sobre la entrega de su compañero del RIMec 6 Sergio Azcarate

Sergio Omar Azcarate, un héroe de la Patria!!!

Sergio nació el 11 de agosto de 1962 en Lobos, provincia de Buenos Aires.
Hizo el Servicio Militar en el Regimiento de Infantería Mecanizado 6 General Viamonte.
Sergio se presentó como la gran mayoría de los soldados que ya estaba de baja y no dudó ante el llamado de la patria en presentarse al Cuartel, como a todos, la incertidumbre de lo que podía pasar se terminaba cuando los soldados se encontraban con aquellos compañeros del Servicio militar, todos pensábamos en Malvinas, la Bandera, la Patria!!
Pero había algo muy fuerte y eran los compañeros, los camaradas, si vos vas, vamos todos, y así fue como la mayoría de los soldados, para sorpresa de muchos, se presentaron para cumplir con el juramento… Defender la Bandera!!!
En el Regimiento 6 no faltó un soldado!!!
Sergio llegó a Malvinas el 13 de abril, y su destino y lugar de combate fue el monte Williams, siempre le puso el pecho a los trabajos, desde aquella larga caminata con el mortero con todo el equipo al hombro, casi 20 km dando todo y transmitiendo fuerzas a sus compañeros, para muchos la guerra fue corta, para Azcarate y su grupo, fue duro cada paso que dimos en Malvinas, hacer un pozo para un mortero pesado no era un trabajo fácil y menos en aquel lugar, cargar con los cajones de municiones y esperar…
Las guardias, las lluvias, el viento, las noches donde nos veíamos las caras por las explosiones de las bombas, tantas cosas para contar…
Estaba con su grupo para dar apoyo a los compañeros que tendrían que combatir en el frente. Esa era su misión. La misión de los morteristas. La espera fue larga. Resistiendo muchos bombardeos a partir del primero de mayo. Nunca quebraron el espíritu de este soldado. Muchas veces puteaba y decía porque no los vamos a buscar, que esperamos?
Muchos de los que estábamos en el monte sentíamos la impotencia de ver como por las noches la artillería enemiga nos tenía en alerta y sin descanso. Y pasaron los días.
El frío nos calaba los huesos, pero siempre estuvo dispuesto. En las guardias interminables, en las noches que pasamos en el pozo esperando órdenes de tiro, esperando al enemigo. Siempre había algún alerta de infiltraciones, de bombardeos, de ataques finales…
Y allá salía Sergio con su fusil a cuidar de aquella posición con sus compañeros. Si alguien no tenía el fusil para la guardia nunca dudaba en darle el suyo, gestos como estos no se olvidan nunca!
12 y 13 de junio. Aquellos morteros hicieron sus primeros disparos entre los gritos de Viva la Patria!! O tomen hijos de puta!!
El apoyo que necesitaron nuestros compañeros se pudo hacer con muchas dificultades ya que cada disparo hundía en el barro la placa base y nuestra arma quedaba inutilizada entre la bronca y la impotencia de no poder seguir tirando.
Ya no importaba el bombardeo. Malvinas era un infierno. Entonces a trabajar en la oscuridad metidos con el barro hasta las rodillas, nuestro compañero no aflojaba. En un momento le pidió al resto que descansen que el los llamaría cuando aquel fierro de más de 100 kilos esté en condiciones de sacarlo. Con los pies duros pero el corazón caliente.
Aquella noche se volvieron a armar los morteros.
El 13 de junio fue un día donde cada uno se protegía como podía, ya sin pozo y a la intemperie esperamos nuevas órdenes de tiro…
Una bomba dio de lleno en el pozo del mortero 3 donde horas antes se encontraba el grupo tirando…
Llegó la madrugada del 14 de junio. Aquel día conseguimos algo de comida que compartimos entre todos y no es cuento cuando digo una cucharada para cada uno porque fue lo que pasó.
Se combatía en Tumbledown a 500 o 600 metros nuestros. Todo eran gritos y órdenes.
Con el amanecer del 14 de junio se veían soldados por todos lados, Sergio y su grupo firmes al pie del cañón.
Entonces llegó la orden de limpiar las armas para el combate cuerpo a cuerpo. Aquel grupo era de 18 soldados. Teníamos pocos fusiles pero nadie se movió de su puesto de combate. Puedo recordar y sentir las palabras de aliento: -¡Matar o morir!
¿Qué más quedaba en aquella batalla? ¿Miedo? Si, por supuesto, ya no se pensaba en lo que podía pasar mañana, todo cambiaba minuto a minuto…
Hasta que nos llega la orden de tomar las armas de mano, las municiones y replegarnos a Puerto Argentino. Tal vez la última orden y la más dura.
Había mucha bronca porque ese era nuestro lugar y Sergio, como varios compañeros, se resistían a tener que irnos.
El grupo se reunió y bajamos hasta el camino después de destruir nuestros morteros y entre discusiones por quedarnos o replegar. El nuestro fue el último de los grupos en dejar aquel monte. Serían las 10 de la mañana. La misión se había cumplido, se había hecho mucho más de lo que todos imaginan, el olor a pólvora y humo acompañaba aquel repliegue de los soldados del 6, pero ya nos tenían en la mira y entonces las bombas empezaron a caer por todos lados, esta vez en un camino donde no teníamos refugio alguno.
A lo lejos el pueblo, y nosotros todavía en el campo de batalla, en el infierno.
Sergio Azcarate, en un momento de retraso, venía con dos cajas de municiones de ametralladora, unas cajas muy pesadas que no quiso dejar a pesar del pedido nuestro. No pensaba en rendirse, el decía que esas balas nos iban a hacer falta. Con otros compañeros le pedimos que apure el paso porque teníamos que salir de esa zona, todo podía pasar en aquel momento, pero Azcarate, a pesar de la situación en que nos encontrábamos, sacó unas municiones trazantes y dijo, mostrándolas con la mano levantada -¡todavía tengo esto para estos hijos de puta!
En ese momento una ráfaga dio de lleno sobre nosotros, volamos por el aire y cada uno se levantó como pudo. Aturdidos. Pero Sergio, nuestro compañero, nuestro amigo, no se levantó y allí quedó en paz… Qué se puede agregar!
Para muchos un soldado más, para nosotros un soldado que no se guardó nada, compartió, se la jugó por sus camaradas, tal vez fue uno de los últimos que cayó, por eso digo que el cumplió con lo que tenía que hacer, dar apoyo a sus compañeros, resistió hasta el último día y cayó con honor. Cuando se llenan la boca hablando de lo profesionales que eran los soldados ingleses...
Este héroe de la patria soportó casi 70 días en un pozo, combatió, dio su vida y no pidió nada a cambio.
POR DEFENDER SU BANDERA. POR DEFENDERTE A VOS...
ESTOS HEROES DE LA PATRIA NOS PIDEN QUE NO LOS OLVIDEMOS…
HONOR Y GLORIA A NUESTROS HEROES DE MALVINAS!!!
Y A LOS 11 GUERREROS DEL REGIMIENTO 6 VIVA LA PATRIA!!!
VOLVEREMOS!!!


Fuente: VGM Marcelo Vallejo, 13 de junio de 2012
Agradecimiento: Diego Olavarría