sábado, 19 de septiembre de 2009

Actuación de la Gendarmería Nacional Argentina durante el conflicto de Malvinas



Gendarmería Nacional Argentina, destacó en las Islas Malvinas la compañía de Tropas Especiales 601. La cual por iniciativa de sus integrantes tomó el nombre de Escuadrón “Alacrán”, éste fue su nombre de combate. Los hombres que integraban esta unidad poseían una capacitación especial para llevar a cabo operaciones de tipo comando siendo esa su misión en el teatro de operaciones.
El Escuadrón “Alacrán” participó en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, juntamente con los Comandos del Ejército ya que eran una fuerza de “Elite”. Recibió la responsabilidad de un sector de defensa específico, en el cual se hallaba el Regimiento de Infantería 25.
El 26 de mayo fecha en la cual la contienda se hallaba próxima a su instancia mas dura, el entonces Comandante José Ricardo Spadaro, fue encomendado para iniciar el alistamiento. Los gendarmes de distintas unidades se reunieron en la localidad chubutense de Comodoro Rivadavia, a las 18:00 horas del 27 de mayo. Inmediatamente un grupo consiguió una bandera y con cinta adhesiva negra escribieron Gendarmería Nacional - Escuadrón Alacrán.
El 28 de mayo, partieron a bordo de un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina cuarenta gendarmes, serían los únicos en poder cruzar a las islas. Por razones de seguridad el piloto que trasladaba al resto de los integrantes de la Unidad decidió retornar al continente, tras intentar llegar a las islas en dos oportunidades.
El Hércules toco la pista malvinense, luego de un vuelo rasante sobre el mar. Una vez descendidos, fueron recibidos por un oficial del Ejército perteneciente al Centro de Operaciones Logísticas.
Al día siguiente el Comandante Spadaro fue presentado ante el General Mario Benjamín Menéndez, Gobernador de las Islas. En esa oportunidad el Jefe del Escuadrón Alacrán le informó sobre la organización y las capacidades del Escuadrón que comandaba.
El 29 de mayo se efectuó la reunión de coordinación con los comandos del Ejército. Se estableció que se realizaría una operación en conjunto. El transporte lo realizarían helicópteros del Ejército siendo los efectivos de Gendarmería quienes primero debían ocupar sus posiciones.


El 30 de mayo por la mañana, después de sobrepasar las últimas posiciones argentinas, el aparato se aproximaba a su objetivo, cuando fue alcanzado por un misil disparado por un avión Sea Harrier, impactando a la altura de la cola del helicóptero.
El piloto logró evitar que se estrellara la nave. En tierra comenzó a incendiarse y a explotar debido a la gran cantidad de munición que transportaba. El sargento ayudante Ramón Acosta logra rescatar al subalferez Oscar Aranda tirando de su mano, era lo único visible en medio del denso humo.
El segundo comandante Jorge San Emeterio y el sargento 1º Miguel Pepe sacan de entre las llamas al sargento Justo Guerrero, quien poseía heridas de gravedad en sus dos piernas, una de ellas prácticamente seccionada. Este pedía a gritos ser dejado allí, temiendo por la vida de sus camaradas. Fue rescatado apenas segundos antes de que el helicóptero explotara, muriendo el primer alférez Ricardo Sánchez, el subalferez Guillermo Nasif, los cabo 1º Marciano Verón y Víctor Guerrero, el cabo Carlos Pereyra y el gendarme Juan Carlos Treppo.


Los sobrevivientes se replegaron a Puerto Argentino. El herido junto con tres integrantes son rescatados después de esperar una tensa hora. El humo podría delatarlos y ser emboscados; entre los cerros apareció un helicóptero Bell del Batallón de Aviación de Ejercito 601 para rescatarlos. La última mirada al helicóptero abatido trajo lágrimas a los rostros y el saludo final a los compañeros caídos. La Patria los llamo y ellos respondieron, seis gendarmes fallecidos en la primera misión.
El mismo día se recibió la orden de alistarse para una nueva tarea. La misma consistía en brindar seguridad a un grupo de ingenieros de la Infantería de Marina, se debía ocupar posiciones en las cercanías del cerro Dos Hermanas, por espacio de 24 horas. La misión se realizó en forma satisfactoria tras lo cual se regresó a Puerto Argentino en horas de la noche.
El 10 de junio, en cercanías del Monte Kent, los hombres de gendarmería fueron emboscados, resultando herido el gendarme Pablo Parada y herido de muerte por el fuego enemigo el sargento ayudante Ramón Acosta. Otro valiente caía en Malvinas, con la tranquilidad del deber cumplido, los Montes Kent y Dos Hermanas lo vieron pasar por última vez.
El día 14 de junio con las noticias del cese de fuego, se iniciaron los repliegues hacia Puerto Argentino, preparados para resistir, si fuese necesario, hasta el final. En ese momento acude a despedirse el padre Astolfo, capellán de Gendarmería, que partía rumbo al continente con un grupo de heridos. Con conocimiento de las horas críticas que se vivían, el Comandante Spadaro cerró el Libro de Guerra de la Unidad, encomendándole al sacerdote lo hiciese llegar a la Dirección Nacional de Gendarmería.
Finalizados los combates, dos días después, el grueso del Escuadrón Alacrán es embarcado en el buque británico Canberra, zarpando rumbo al continente, volviendo la bandera del Escuadrón escondida entre las ropas del subalferez Aranda.
El día 14 de julio, un mes después de producida la rendición, el buque Saint Edmund entraba a Puerto Madryn, trayendo de regreso al Jefe y al segundo Jefe del Escuadrón Comandantes Spadaro y Díaz, junto a otros oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.


Fuente: Gendarmería Nacional Argentina. Escuadrón Alacrán.