domingo, 23 de agosto de 2009

Reseña de Campaña de la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina en Malvinas


A comienzos de 1982, la fuerza submarina de la Armada Argentina se encontraba en etapa de transición, con un inventario más bien modesto: sólo cuatro unidades. Dos de ellas eran veteranos sumergibles del Tipo Guppy, de origen norteamericano, el ARA Santiago del Estero, que había agotado su vida útil, y su gemelo, el ARA Santa Fe, aún en servicio y dos del Tipo IKL 290, de origen alemán, el ARA Salta y el ARA San Luis.
El ARA Santa Fe zarpó de la Base Naval de Mar del Plata el 27 de marzo de 1982.
Llevaba a bordo la Unidad de Tareas 40.1.4 compuesta por trece buzos tácticos. Su misión original era la captura del Faro San Felipe, en Cabo Pembroke en las islas Malvinas, y la demarcación de la playa de desembarco para los vehículos anfibios (VAO) que participarían de la Operación Rosario, el 2 de abril.
El comando argentino del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur le asignó a la Fuerza de Submarinos la tarea de "destrucción de los buques enemigos mediante el uso efectivo de sus armas".
El ARA Santa Fe, ya en el teatro de operaciones, recibió la orden de alistarse para una patrulla que duraría sesenta días, a cuyo efecto embarcaría suficiente combustible, comida y armas. Debido a la antigüedad del sistema de control de tiro, los torpedos sólo serían efectivos sobre blancos ubicados a menos de 2000 yardas. Como misión inicial de su patrulla, el submarino debía transportar veinte infantes de marina para reforzar la guarnición en Georgias del Sur.
El 23 de abril, el ARA Santa Fe fue informado desde el continente sobre la presencia de buques enemigos. Pese a la proximidad de los británicos, el capitán Bicaín aún tenía restringido el uso de sus torpedos sólo para el supuesto de resultar inequívocamente atacado. El submarino nuclear británico HMS Conqueror ya estaba en el área.


Tras burlar el bloqueo inglés, en la oscuridad de la noche de la jornada siguiente el ARA Santa Fe emergió frente a la Bahía Cumberland y comenzó el desembarco en Grytviken, Islas Georgias, de los hombres y abastecimientos de refuerzo.
Cerca de la madrugada, cuando la tarea había sido completada, zarpó navegando en superficie para ganar velocidad y alejarse. Llevaba una segunda misión, más importante y ultrasecreta: atacar si era posible, la línea de reabastecimiento británica entre la isla Ascensión y la Fuerza de Tareas que navegaba hacia aguas malvinenses. Entre las nubes bajas y la neblina matinal que rodeaban las islas apareció, de pronto, un helicóptero proveniente de la fragata HMS Antrim que avistó al Santa Fe. En unos segundos el submarino se vio asediado por otros cuatro helicópteros que le dispararon un torpedo, dos cargas de profundidad y cuatro misiles, además de ráfagas de ametralladoras, provocando daños en su casco que lo obligaron a regresar a Grytviken, donde horas más tarde se produjo la rendición de la guarnición argentina. Luego de atracar, y aprovechando la distracción de los británicos por un incidente que le había costado la vida al suboficial Félix Artuso, tripulantes del submarino lograron burlar la guardia y abrieron disimuladamente válvulas y escotillas de la nave, provocando su hundimiento. En esta acción no sólo el ARA Santa Fe quedó así inutilizable sino también el muelle.
La pérdida del ARA Santa Fe dejaba a la Fuerza de Submarinos, bajo el mando del capitán de navío Eulogio Moya Latrubesse, con sólo una unidad operativa: el ARA San Luis, que, bajo el comando del Capitán de Fragata Fernando Azcueta, había zarpado de la Base Naval Mar del Plata el 11 de abril de 1982. El 29 de abril recibió la noticia de que se habían modificado las reglas de enfrentamiento. Quedaba autorizado a disparar libremente sus torpedos en las zonas de patrulla al norte de las islas, pero dentro de la Zona de Exclusión, lo que inmediatamente lo hizo entrar en combate.


El submarino argentino detectó en su sonar a tres buques y se preparó para el ataque. Como su computadora de control de tiro operaba en forma defectuosa, la tripulación realizó manualmente los cálculos necesarios para efectuar el disparo.
Eran las 2205 cuando, a unas 10.000 yardas del blanco escogido y en óptima posición de disparo, el capitán Azcueta dispuso el lanzamiento de un moderno torpedo SST-4 filoguiado. Fueron tres interminables minutos durante los cuales se aguardó impacientemente el sonido de la explosión. Pero ésta no llegó. El cable que unía el torpedo al submarino se había cortado. Los ingleses detectaron la aproximación del torpedo y se lanzaron furiosamente sobre el submarino argentino. La cacería duraría más de veinte infructuosas horas, las maniobras exitosas de evasión del ARA San Luis no permitieron el cometido.
Más adelante, cerca de las 1900 del 08 de mayo, tuvo lugar un nuevo contacto. Esta vez no era en la superficie. En las pantallas de la sala de control del ARA San Luis se observó un desplazamiento a una velocidad de 6 a 8 nudos, y a una distancia de cerca de 3000 yardas. Resultaba difícil la identificación del blanco. Igual, se disparó un torpedo MK 37 antisubmarino. Transcurrieron doce interminables minutos hasta que se escuchó una explosión. No existen confirmaciones de las consecuencias de este lanzamiento.
La fragata británica HMS Alacrity en misión de patrulla en toda la longitud el estrecho de San Carlos, detectó un blanco de superficie y efectuó una ráfaga de disparos, haciendo desaparecer el contacto de sus pantallas. Había hundido al buque logístico argentino Isla de los Estados, cuya misión era reabastecer de pertrechos a las guarniciones militares argentinas. En la boca del estrecho estaba el ARA San Luis, al que se le apareció, la oportunidad de vengar al buque Isla de los Estados. La fragata HMS Alacrity estaba ubicada entre el submarino y la costa. Luego de preparar manualmente la información para el lanzamiento -la computadora seguía fuera de servicio-, decidió el lanzamiento de torpedos SST-4 a una distancia de 5000 yardas. Era la 0130 del 11 de mayo. Sin confirmación del resultado del lanzamiento y sin posibilidad de solucionar los percances en el sistema de tiro, recibió la orden de regreso. El 19 de mayo ingresó a la Base Naval de Puerto Belgrano, luego de 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión.



Fuente: ARA. Armada República Argentina. BNMP.